Testimonio

Testimonio del poder de Cristo

Tu historia en tus propias palabras

Un aspecto: antes y después

Practicar y Presentar

Dentro de tu alma, llevas contigo una historia de transformación. Esa historia verdadera es evidencia del amor y el poder de Jesucristo tocando una vida. Escribir tu testimonio personal revelará que Dios hace una diferencia en la forma en la que podemos vivir.

Un acontecimiento puesto por escrito es historia preservada.
– Sapo

 

Resumen: Estamos sugiriéndote un procedimiento a seguir para ayudarte a poner por escrito tus pensamientos.Con el fin de prepararte para comunicar tu testimonio, escribe algunas conductas o sentimientos importantes que han cambiado desde que te convertiste a Cristo. De esa lista elige uno. Con esa idea, puedes escribir un breve relato de +/- tres párrafos, sobre cómo te convertiste en cristiano y lo que eso ha significado para cambiar de quien eras, a quien eres hoy. Comparte con alguien lo que escribiste para que recibas algunos comentarios y retroalimentación. Haz mejoras a tu trabajo. Luego practica y presenta tu testimonio. Este ejercicio te preparará para hablar de forma directa. Ten en cuenta que esto puede requerir algo de esfuerzo concentrado.

Enfocándose

No es hasta que lleguemos al cielo que los oyentes tendrán tiempo ilimitado para que les compartas cada matiz y detalle relacionado con la forma en que Dios obró en tu vida. Por lo tanto, necesitas tomar algunas decisiones. Tendrás que omitir algunos detalles y ajustar tu presentación a las limitaciones del tiempo disponible y del nivel de interés de quien te va a escuchar. Di menos, con eso transmitirás más.Comparte solo un aspecto de tu transformación.

Guía para organizar un testimonio con enunciados precisos: yo era "a", pero ahora soy "b" porque "c". Habla sobre el pasado, anuncia el presente, comparte el por qué (la razón) se produjo el cambio. Ejemplo de un testimonio preciso: Siempre estaba enojado, pero ahora puedo ser paciente con los demás porque me doy cuenta de que Cristo es paciente conmigo.

Escribe algunos enunciados sobre tu historia y luego elije uno para ampliarlo en la siguiente sección.


Tres párrafos y el cierre

La historia que cuentes será sobre ti. Aunque es un viaje espiritual, no pretende ser un pretexto para predicarle a la gente. Puedes usar el espacio al final de este documento para escribir tu historia. Cada párrafo amplía una parte de tu enunciado en orden cronológico.

(La única idea del pasado.) El primer párrafo debe ser sobre quién eras, relata tus acciones, la condición y los sentimientos que tenías antes de recibir a Cristo. Debe ser breve y centrarse en una idea. Por ejemplo, tal vez sentías un miedo específico o luchabas con un pecado en particular antes de convertirse en cristiano. Este no es el lugar para toda tu historia de vida; pule uno o dos puntos clave que definieron quién eras antes de ser salvo Use terminología que una persona no cristiana entendería.

(La razón, el por qué, cómo, dónde ocurrió el cambio.) Para el segundo párrafo, explica el punto central o la circunstancia de cuando aceptaste a Cristo. ¿Qué pasó antes de nacer de nuevo espiritualmente? ¿Cuál fue la revelación crítica, el momento ¡ay!, lo más importante que te pasó, ¿qué te hizo dar la vuelta y mirar hacia Jesús? Se conciso y trata de evitar el uso de jerga gastada como “decisión por Cristo” y “dejar entrar a Jesús”. ¿Qué significó para ti tu experiencia de conversión? ¿Qué estabas pensando? ¿Qué hiciste?

(El párrafo del ahora; del presente.) Ahora, escribe un tercer párrafo que haga referencia a tu vida anterior (párrafo uno) y muestra cómo ahora eres verdaderamente diferente. Se sencillo, concreto y trata de no usar clichés. Usa un lenguaje que los no creyentes puedan entender. Muestra cómo el pecado o el miedo con el que más luchaste antes de la salvación está siendo superado y vencido ahora. Dales una razón de desear a Cristo a quienes te están escuchando. Asegúrate de mantenerte siempre con tu propia historia personal; no entres en discusiones teológicas o especulaciones sobre otros.

Puedes terminar con un llamado sincero a tu audiencia. Por ejemplo, “Si estás luchando para vencer la mentira, o cualquier otro tipo de mal, sé por mi propia vida que hay ayuda. Jesús hizo posible cambiar mi vida. Si lo deseas, puedes pedirle que te ayude”.


Consejos para redactar tu testimonio

Este es el ejemplo de un bosquejo para preparar tu testimonio: las preguntas que deberás responder:

Párrafo 1:  Lo que eras antes de venir a Cristo
Párrafo 2: ¿Cómo llegaste a entender el evangelio y confiar en Cristo?
Párrafo 3: ¿Qué diferencia ha hecho Él ahora?

Al escribir, ten en cuenta que le estás hablando a una audiencia (una persona o más) que podría no entender el lenguaje común “cristiano” que tanto impregna nuestro pensamiento. Por ejemplo, frases familiares como “Cristo puso esto en mi corazón” o “Dios me atrajo hacia Él” o “Estoy lavado con la sangre”, serían enigmáticas, un misterio para estas personas. Trata de escribir de tal manera que la verdad se transmita de manera clara y personal.

Recuerde, no sea sermoneador. Hay un viejo refrán escrito que dice: “Tus hechos hablan más que tus palabras.”. Aplique ese principio aquí. No les prediques a las personas que necesitan un Salvador; muéstrales que tu Salvador cambió tu vida. Mantente alejado de palabras y frases abstractas. En lugar de decir: “Siempre tuve miedo de fallar”, di: “Lloré cada vez que cometí un error”. Haz que los que te escuchan vean, toquen, prueben, huelan, tu testimonio. Usa palabras que pinten imágenes vívidas en la mente de las personas.

Pule tu historia

Una vez que hayas terminado con un borrador que puedas emplear, practica decir tu testimonio para que puedas medir el tiempo que te llevará compartirlo con los demás. Posteriormente, en la parte de arriba, escribe el tiempo que te tomó . Tu meta es 3:00 minutos o menos.

Puedes darle tu testimonio por escrito a un amigo o líder para que lo revise y te haga sugerencias. Que otra persona revise tu trabajo, hará de este un mejor producto. Escucha sus comentarios, preguntas, sugerencias y observaciones.

Puede que se te dificulte poner por escrito tu conversión, pero al final, mientras lo haces y lo usas, verás que tu propia vida espiritual madura y es más profunda. Escribir involucra trabajo. Sé conciso. Haz tu historia sea fácil de compartir y que tenga un propósito.

Comparte

Eres la prueba viviente de una persona cambiada. Así que adelante, comparte tu historia. Tu historia será una herramienta poderosa para ayudar a transmitir tu fe por el resto de tus días. Surgirán oportunidades en las que puedas compartir tu testimonio de manera pública en la iglesia, alrededor de una fogata en el campamento o en privado con un amigo o familiar. Con tu testimonio preparado y por escrito, estarás listo para compartir.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,

– 2 Timoteo 1:7-9
Reina-Valera 1960


Ejemplo: Vanessa

Inseguridades

Alegría

Las que habían sido inseguridades, Cristo las reemplazó con alegría.

Siempre me sentí sola porque no entendía que Dios estaba conmigo, pero ahora lo conozco a Él y su presencia constante.

-- Vanessa

Siempre me sentí insegura pero ahora puedo tener confianza porque sé que Él me ama.

-- Vanessa

Antes de recibir a Cristo luchaba con muchas inseguridades. Era difícil entender mi valor y en realidad ni siquiera creía que tuviera alguno. Me sentía despreciada incluso por aquellos que realmente me amaban. Todo era muy confuso ya que pensaba que ya era salvada.

Me di cuenta de que en realidad no creía en Cristo ni en Su poder para transformarme. Fue difícil aceptar que solo creía a medias, pero sabía que las cosas iban a ser diferentes. Fui a un parque y le grité al cielo y le pedí a Dios que me cambiara y se me revelara verdaderamente. En ese momento, sentí que una paz me invadió. Lloré y lloré, nunca había sentido tanto gozo y paz en mi vida. Lo entendí como sobrenatural.

Todavía lucho con estas inseguridades o ansiedades, pero de ninguna manera son mi verdad o parte de mi identidad. Creo lo que Dios dice acerca de mí y de todos los demás, que fuimos creados a Su imagen y semejanza. Nadie carece de importancia y todos tenemos un propósito. Nunca pensé que fuera posible tener esta certeza que no depende de mis circunstancias.

Él está desea mostrarnos la verdad si estamos dispuestos a escucharla y dejamos a un lado  las ideas que nos lastiman.

Nunca había sentido tanta alegría…

En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
– 1 Juan 3:16 NVI


Ejemplo: Hernis

Colombia

Camp Duffel

La historia de Hernis se resume en sus palabras, “mi falta de cariño y apoyo paterno fue suplido por el amor de Dios.”

Mi Testimonio

Hola. Mi nombre es Hernis.

Nací ee una familia humilde al norte de Colombia. Actualmente tengo 29 años y llevo 10 años siguiendo los caminos de Cristo.

Mi vida cristiana comenzó cuando en mi familia se presentaron problemas por la separación de mis padres. Sufrí el abandono de mi padre y vivimos muchos problemas económicos. Recuerdo que siempre me sentía deprimido, triste, solitario, abandonado y sin valor.

Recuerdo que siempre me sentía deprimido y triste, solitario, abandonado y sin valor.
– Hernis

Un día, llegué a una iglesia por la invitación de un amigo. Era una iglesia pequeña, con muy pocos miembros y muy acogedora; la predicación iba dirigida a la restauración emocional en Cristo, explicaban cómo somos importantes para Él, su amor por la humanidad y por los perdidos. Esa enseñanza llegó al corazón hasta el punto que en ese instante decidí entregarme al evangelio.

A partir de ahí, mi vida empezó a ser distinta, la falta de cariño y apoyo paterno fue suplido por el amor de Dios. Encontré personas muy buenas que me brindaron apoyo y me enseñaron el plan de Dios y su visión para los humanos.

Fui creciendo poco a poco en la palabra de Dios y empecé a notar que mi llamado era hacia los jóvenes. Me capacité como líder juvenil en una escuela de la localidad y un día conocí a Camp Duffel. A través de este ministerio, Dios fortaleció mi propósito en la tierra. Los campamentos han cambiado mi visión del reino de Dios y ayudado a impactar a otros con este mensaje.

En cuanto a mi testimonio, me gustaría concluir con el versículo de Romanos 12:1, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”


 

 

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